lunes, 30 de julio de 2012

SHAME (2011), perturbador relato de un esclavo del placer



Lo mejor: las tremendas interpretaciónes de Fassbender y Mulligan
Lo peor: que McQueen no haya arriesgado hasta el final con la historia de Sissy
Puntuación: 9/10
Muchas son las películas que a lo largo de la historia del cine han hablado sobre las adicciones y han retratado los terribles efectos que pueden tener éstas sobre los individuos, pero pocas han tratado la adicción al sexo y han sido reconocidas por la crítica y público como lo ha hecho Shame. Hemos tenido que esperar hasta el 2011 para que el cineasta londinense Steve McQueen, que en el 2008 se ganó el respeto de la crítica con su ópera prima Hunger, nos sorprenda con su segundo largometraje, un relato audaz sobre la vida de Brandon Sullivan (Michael Fassbender), un ejecutivo neoyorkino con serios problemas para controlar y disfrutar de su vida sexual, que verá trastornada su metódica existencia con la aparición de Sissy (Carey Mulligan), su vulnerable y dependiente hermana, que irrumpe en su vida para convertirse en el catalizador de su descarrío.

El cine de McQueen se caracteriza por narrarnos historias incómodas donde los personajes son llevados al límite. En ese peregrinaje de la calma a la tempestad, el cuerpo juega un papel principal hasta el punto de que el mismo es utilizado como pretexto para hablar de temas más universales como es, por ejemplo, la libertad. Por lo tanto, no es de extrañar que los protagonistas de sus dos únicos largometrajes, no sólo compartan actor y las mismas iniciales, sino que también compartan el cuerpo como punto de conexión ya que, mientras en Hunger,  Bobby Sands está encarcelado en prisión y utiliza su cuerpo como arma de resistencia y libertad, en Shame, Brandon Sullivan está libre pero es precisamente su cuerpo el que le encarcela.

El propio director y Abi Morgan —autora del libreto de La Dama de Hierro— firman un guión parco en palabras pero rico en matices y es que Shame, como ya ocurría en el primer tercio de Hunger, es una cinta que sugiere en lugar de contar. Pequeños detalles como miradas y silencios cobran protagonismo en largos planos secuencia permitiendo al espectador navegar por esa sosegada narración en busca de su libre interpretación. El relato rompe en su desenlace con la estructura lineal que mantiene a lo largo del filme, cargando las tintas en ese clímax final dotado, quizás, de un exceso de dramatismo y convencionalismo en comparación a lo que viene siendo la pauta general de la película.

En lo visual, la cinta roza la perfección. La segunda colaboración entre McQueen y Sean Bobbitt se salda con una sórdida pero a la vez elegante fotografía que se adecua al tono trágico de la narración, con tonos grisáceos y fríos en los momentos más funestos y reflexivos, y tonos más cálidos y vivos en los momentos más lujuriosos y frenéticos. 

No es casualidad que la acción transcurra en Nueva York. Aparentemente atractiva y vistosa pero con recónditos y tétricos lugares, como las vidas de nuestros dos protagonistas representados por dos actores en estado de gracia que se desnudan, tanto física como interpretativamente, estando en todo momento a la altura de la dosis de dramatismo que exige el guión. Fassbender y Mulligan realizan un excelente ejercicio de introspección y nos muestran a unos solitarios seres destinados al abismo, unidos no sólo por la sangre, sino por la tragedia, carentes de esa infancia que nos evocan esos dibujos animados que, sutilmente, coloca McQueen en el televisor de fondo mientras ambos hermanos se reprochan mutuamente sus traumas.

En definitiva, McQueen, con una cadencia digna del Haneke más incómodo y una lobreguez propia del mejor Fincher, dirige este controvertido descenso a los infiernos de un personaje enfermo, compulsivo y amante de lo lujurioso que nos recuerda a la pianista del mencionado Haneke o, incluso, al yuppie interpretado por Christian Bale en American Psycho y nos brinda una lúgubre y provocativa historia sobre vidas atormentadas, culpa, dolor, y almas heridas llenas de VERGÜENZA.










Ficha técnica

Título: Shame
Título original: Shame
Dirección: Steve McQueen 
Guión: Steve McQueen, Abi Morgan
País: El Reino Unido
Año: 2011
Duración: 99 min.
Reparto: Michael Fassbender, Carey Mulligan, James Badge Dale, Nicole Beharie, Hannah Ware, Elizabeth Masucci, Amy Hargreaves, Lucy Walters, Robert Montano, Jake Richard Siciliano, Anna Rose Hopkins, Alexandra Vino, Frank Harts, Briana Marin, Alex Manette, Stephane Nicoli 
Distribuidora: Alta Films
Productora: Film4, See Saw Films, See-Saw Films
Dirección artística: Charles Kulsziski 
Fotografía: Sean Bobbitt 
Maquillaje: Erin Hicks, Marilyn Carbone, Nick London
Montaje: Joe Walker
Música: Harry Escott


Premios

2011: Festival de Venecia: Copa Volpi al Mejor actor (Fassbender), Premio FIPRESCI
2011: Premios BAFTA: Nominada a mejor film británico y actor (Fassbender)
2011: Globos de Oro: Nominada a Mejor actor dramático (Fassbender)
2011: Festival de Sevilla: Mejor director, mejor actor (Michael Fassbender) (ex-aequo)
2011: Satellite Awards: 6 nominaciones, incluyendo mejor película y director
2011: Independent Spirit Awards: Nominada a Mejor película extranjera
2011: British Independent Film Awards: Mejor actor (Fassbender). 6 nominaciones.
2011: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor actor (Michael Fassbender)
2011: Critics Choice Awards: Nominada a mejor actor (Fassbender) y actriz sec. (Mulligan)


Tráiler 




2 comentarios: